lunes, 26 de mayo de 2014

Rafael Vez se despide de la comunidad parroquial de San José Artesano a través de un comunicado.


El sacerdote isleño Rafael Vez Palomino se ha despedido de su comunidad parroquial en una primera instancia a través de las redes sociales y su perfil en facebook, en el que ha subido un escrito donde se muestra muy agradecido a todos los parroquianos de San José Artesano, asegura marcharse "sin rencor hacia nadie" y ser "feliz" al tener como destino Conil, "el pueblo que vio nacer a mi madre".

Transcribimos el mensaje escrito por el padre Vez Palomino en su totalidad:

"A todos los colaboradores de la Parroquia de San José Artesano:

Por medio de estas líneas quiero agradeceros las muestras de cariño ante el nuevo destino que el Obispo de la Diócesis me ha propuesto, y que yo he aceptado desde la generosidad que supone el ministerio encomendado. Han sido doce años entre vosotros muy intensos, llenos de momentos realmente maravillosos, felices, agradables, y también momentos de mucho sufrimiento y dolor, en los que siempre me he sentido acompañado y fortalecido de vuestra amistad y oración. Momentos en que hemos visto nacer y crecer muchas cosas buenas, y donde también hemos experimentado las dificultades. Hoy sólo me queda dar gracias a Dios por todos vosotros. Me habéis hecho sentir la cercanía y la ternura de Dios. El cariño humano reflejo de la presencia de lo divino. La grandeza del hombre, colaborador de la obra redentora. Daros las gracias por todos los momentos, buenos y malos. Nada de lo que se ha podido hacer ha sido obra mía, sino de todos; y realmente de Dios, que nos ha dado la capacidad de la generosidad y la gratuidad. ¡Cuánto he disfrutado haciéndome pequeño con los niños! He visto sus caras y vuestras caras, la alegría del Evangelio en vuestro rostros, la felicidad de sentirnos amados por Dios, queridos y perdonados por el inmenso don de su misericordia. ¡Cuánto he gozado de vuestro cariño, de vuestra oración que me ha sostenido en muchos momentos difíciles! De vuestro consejo y prudencia, de vuestro aliento, de vuestra cercanía, de vuestra comprensión , de vuestra mirada confiada más allá de las luchas y dificultades.

¡Cuánto he sentido vuestro cariño, amistad sincera, cercanía, familiaridad, acompañamiento, ánimo, estímulo! Me habéis hecho muy feliz como sacerdote y como amigo, como parte de vuestras familias, de vuestra vida. ¡Cuánto he sentido vuestra comprensión y sostenimiento en la adversidad, ante las incomprensión y duras críticas, ante mis errores y debilidades! Me he sentido muy libre de decir lo que pienso y siento en cada momento, porque me habéis posibilitado el lugar para ello, vuestras, nuestras vidas. ¡Cuánto he sentido el cariño y la alegría de los enfermos, de los más necesitados! Ellos me han enseñado lo que realmente importa, abrir el corazón al hermano, al prójimo, al que me necesita. ¡Cuánto he aprendido de vuestra entrega diaria, de vuestras dificultades y cómo las habéis ido superando, de vuestra generosidad que ha posibilitado hacer tantas y tantas cosas buenas! GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Sé que Dios ha sabido cubrir mis muchos errores poniendo mucho amor en todo lo que se ha hecho.

Quiero que sepáis que NO guardo rencor a nadie, que me voy con el corazón lleno de todo lo que he vivido y recibido, y también de heridas, algunas muy injustas, pero sin resentimiento hacia nadie. Quiero que sepáis que me voy muy, muy agradecido por haberos conocido y por compartir mi fe con vosotros.

Mi agradecimiento a la Iglesia del cielo, esa en la que hay una parte de esta feligresía, que tanto amor y entrega también compartieron y comparten con nosotros.

Muchos han hecho y harán éstos días sus cábalas sobre mi destino. La realidad es que en este mes se cumplía la prórroga de mi nombramiento como párroco. No hay más, ni creo que haya más. La conciencia de cada uno sabrá las motivaciones. Voy al destino de Párroco que siempre deseé, al pueblo que siempre me ha admirado por su belleza, su luz y blancura. Desde el Seminario admiré siempre el trabajo de los sacerdotes que por allí han pasado. Conil de la Frontera es el pueblo que vió nacer a mi madre y ¡VOY MUY, MUY, FELIZ! El pasado jueves al salir hacia la reunión con el obispo, me encomendé a la Virgen de las Virtudes, que un gran amigo mio me regaló hace muy poco tiempo, salida de sus manos de artista. ¡Ella lo ha hecho posible!, al fin.

GRACIAS por todo, y a todos. Sé que el futuro puede desconcertarnos, y que los cambios siempre nos inquietan. ¡Papá Díos nos sostiene en sus manos siempre! No hemos de tener miedo. Abrid el corazón a Aquel que viene en el nombre del Señor. Estoy seguro de que, El ya os tiene en su oración y os dará todo el bien que hay en su corazón; que lo querréis y acompañaréis en su ministerio, con la misma generosidad, y aún mayor, que lo habéis hecho conmigo.

Un abrazo. Con afecto y cariño. ¡Sed buenos, si podéis!”

Fuente: San Fernando Cofrade